CULTURA

martes, 13 de octubre de 2009

Concebimos a la cultura como un elemento antropológico en el hombre, independiente de todo tinte político y válvula de desarrollo físico y mental, acorde con nuestra naturaleza sensiblemente espiritual. Todo joven está llamado a explorar la cultura en atención a la natural predisposición al descubrimiento del sentido en las cosas y de la propia vida.

La cultura puede abordarse principalmente desde dos posiciones.


En primer lugar tenemos a quienes optan por desarrollar la cultura a un nivel profesional. Estas personas de forma precisa deben ser tratados como profesionales, la cultura exige sacrificio y estudio, por tanto no sólo se quedan en el necesario talento, sino que van más allá de lo que sus propios límites les permiten, hasta crear arte.

Pienso que mediante leyes es muy difícil, sino imposible, fomentar la inspiración artística, sin embargo, si se pueden propiciar las condiciones para que el artista se dedique sólo a eso, a crear como canal de expresión del alma.

Medidas concretas apuntan a regular de mejor forma asuntos relativos a la propiedad intelectual, a la inscripción de obras nuevas. También en la educación contractual para que afronten de forma óptima la contratación con los empresarios del arte, quienes muchas veces abusan del artista. Mejorar asuntos previsionales y de salud también son prioritarios.



En segundo lugar tenemos al amateur, a quien en caso alguno se debe descuidar. Todo artista profesional fue amateur en algún instante de su vida, de ahí que sea importantísimo fomentar la cultura a ese nivel. Sin embargo mientras el acceso a los instrumentos culturales sea tan caro no se ve bien el asunto. Mucho se dice de eliminar el impuesto a los libros, pero a ello debiera entonces agregarse eliminar los impuestos a los instrumentos musicales, a los implementos de pintura y dibujo, etc. etc.

En todas estas materias entra en juego una pregunta fundamental ¿estamos frente a un costo/gasto/perdida para el Fisco o ante una inversión? Ello dependerá de la visión que el comentarista posea del rol del Estado. Para nosotros es, claramente, una inversión. De ello se concluye que se hace necesaria una revisión completa del rol que juegan los altísimos impuestos que se pagan en Chile, en virtud de los cuales se hace más caro o barato el acceso a determinados bienes.

Por otro lado, existe un efecto distorsionador del mercado muy grave, y es que sólo en Santiago existen los suficientes proveedores y ante un público acotado. Así, mientras no desarrollemos un plan regionalista de desarrollo, que eleve la calidad de vida e ingreso per cápita de la familia regional, es difícil pensar en un acceso masivo a los instrumentos culturales.


Con afecto,

Tomás Díaz Hormazábal
Candidato Independiente a Diputado, por la Familia y la Vida
Distrito 10

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