La Deuda Histórica a los Profesores

viernes, 30 de octubre de 2009

Como hijo de profesora, siento en carne propia el pésimo trato que nuestro Estado les procura a los profesores estatales. Encuentro de una miopía política y social que aún no se corrija la gravísima distorsión que sufre el gremio en cuanto, primero, a los sueldos vergonzosos que ganan y, segundo, en tanto a las pensiones indignantes que reciben luego de toda una vida de trabajo, sacrificio y privaciones.


Lo vivo en carne propia, con mi madre profesora, con mi abuela profesora jubilada, con mi abuela directora jubilada.

La deuda histórica.

Poco sabido es que esta deuda sólo se debe a un determinado grupo de profesor@s y no a todos como la gente piensa… …por algo es histórica. De ahí dos cosas y ambas malas. 1, vemos como muchos profesores jóvenes son embaucados por el gremio y, 2, no se soluciona nada, ya que aquellos que no son sujetos de la deuda histórica sólo mirarán.

¿Existe deuda histórica?

Por supuesto que sí. Una cosa muy distinta es que, tal como dice el Gobierno, la “obligación jurídica” se encuentre prescrita por distintos factores, sin embargo, existe, y no hay abogado del ministerio que ajustándose al rigor jurídico pueda desconocerlo (ello se enseñó en derecho civil 1). Por lo mismo, es un tema moral donde se acrecienta mucho más ese concepto de que la deuda histórica es un deber moral que el Estado guarda al profesorado.

Pagada la deuda histórica, aún en el monto que reclaman los profesor@s ¿se soluciona algo? CLARAMENTE NADA

Es evidente que el chequesito solucionaría bastantes inconvenientes y a más de algún profesor hasta le serviría para cumplir algún ansiado sueño, como un viaje. Sin embargo, al poco correr se agotará ese recurso y volveremos a lo mismo: a las deudas y más deudas, a las privaciones y sacrificios, a no poder enviar a los hijos a los mejores colegios y qué decir de las universidades, si no habrá ni para disfrutar una película en el cine. La deuda histórica debe ser pagada, porque es un deber moral del Estado, no de la sociedad como dicen algunos para compensar culpas. Es el Estado de Chile, encabezado por la Sra. Presidente y el séquito de ministros que deben firmar la Ley de Presupuesto quienes tienen que incluir el ítem “pago de deuda histórica y moralmente correcta a todo el profesorado sujeto de la misma, ya que como Estado debo propender al bien común y cumplir con mis obligaciones, prescritas o no prescritas. Si, debo dar el ejemplo”

La solución al problema de fondo.

Es una. Y pasa por reconocer, de una buena vez, al profesor como un sustento primordial de nuestra sociedad ya que es quien permite la educación integral de los niños de nuestra patria. Es decir, no estamos frente a un tema de “gasto de recursos” sino de inversión neta. A mayor inversión, mayor beneficio para el país. Ya no basta con mejorar la infraestructura, si la savia de la educación no progresa. Hoy ¿Cuál es el incentivo, más que el propio corazón, para que la vocación docente se manifieste?

Por supuesto que la calidad y calificación de los profesores tiene que ir de la mano. Esa sana competencia en cuanto a los méritos que se ponderen en base a parámetros objetivos y estables en el tiempo mejorará la calidad de la educación que se entrega a nuestros niños. Permitirá, además, que los recursos vallan a los mejores profesores, que se les premie e incentive y, que al final del ciclo educativo escolar, sea en el sistema público o estatal, tengamos a los mejores alumnos, llenos de herramientas para enfrentar la siguiente valla.



Con afecto,

Tomás Díaz Hormazábal
Candidato a Diputado, por la familia y la vida
Hijo de Profesora
Distrito 10

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