SER FIEL EN LO POCO

martes, 10 de noviembre de 2009

Comentarios con respecto a la propaganda electoral


Partamos de la siguiente premisa ¿Me es lícito exigir a los demás lo que yo no estoy dispuesto a auto exigirme? Lo anterior debido a que todo aquel que postule a parlamentario, supongo que sabe, o al menos debiera saber, que una de sus principales funciones será la de crear leyes, las cuales se presumen conocidas y deben, por tanto, ser obedecidas por todos los habitantes de la república, sin que persona ni grupo alguno tenga la prerrogativa de incumplirla a su arbitrio.

Lo anterior lo podríamos relacionar con un pasaje del Nuevo Testamento, en el cual nuestro Señor Jesucristo nos dice “muy bien, siervo fiel y leal, ya que has sido fiel en lo poco, Yo te confiaré lo mucho: entra en el gozo de tu Señor” (Mt. 25). Yo no me pretendo Doctor de la Iglesia ni menos un comentarista autorizado, sin embargo, nuestros evangelios son expresión viva de vida, lo que nos da la posibilidad de extrapolar sus enseñanzas al mundo cotidiano.

Es evidente que entre las leyes que rigen nuestra república democrática, las normas relativas a las votaciones populares y escrutinios, contenidas en la Ley 18.700, revisten una gran importancia. Desde luego porque establecen el procedimiento para que la mentada democracia pueda perpetuarse, al ser entendida como la forma idónea de gobierno. Sin embargo, para quienes pretenden ser autoridades, ofrece una segunda importancia, cual es, poder comprobar en terreno y de forma previa a su elección, si ésta persona es fiel en lo poco y por tanto merecedora del aprecio de los electores.

Si vemos al electorado en su real dimensión, es decir, como mandantes de los parlamentarios, debemos concluir que éstos deben responder a ese anhelo de bien común ínsito de forma natural en el pensamiento de la mayoría, especialmente cuando este conjunto se ha forjado en sólidos valores y principios Cristianos, así, el lucro de la mayoría no debiera ser otro que el bien común, incluyendo en sí mismo, de forma menos acentuada pero siempre presente, las aspiraciones de las minorías.

Es decir, el siervo, aquel que se puso al servicio de todos, debe ser fiel a los anhelos del señor/el parlamentario, aquel que se puso al servicio de todos, debe ser fiel a los anhelos del electorado.

Pero ¿Qué ocurre en la práctica con los demás candidatos? Éstos pretenden exigir al pueblo, como si fuéramos nosotros sus siervos y miran con indolencia los mandatos jurídicos que quebrantan día a día y en la mayor impunidad. A lo anterior se suma algo aun más grave y es que participan con la concomitancia de la mayoría de los medios de comunicación social, así, cada uno trabaja para su propia tajada y no para servir al interés general o, mejor dicho, bien común.

Tomás Andrés Díaz Hormzábal
Candidato a Diputado, por la familia y la vida
Distrito 10

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